domingo, 28 de octubre de 2007

UNA ARTISTA EN LA FAMILIA

Mi abuela se ha convertido en artista, bueno siempre lo ha sido, pero ahora va a ser reconocida como tal por todo el mundo. Y es que, desde que mi padre y mis tios eran chiquitillos, mi abuela ha sido una escritora de cuentos de primera, vamos que no tiene nada que envidiarle a Gloria Fuertes. Ahora, ha recopilado todos sus cuentos y por lo que tengo entendido se los van a publicar, con ilustraciones y todo, por lo que pronto podremos comprar su libro (a mi espero que me lo regale con dedicatoria incluida). Para haceros una idea del arte que tiene mi abuela os dejo aquí uno de los cuentos que mas me ha gustado. Espero que siga haciendo, por mucho tiempo, estos cuentos tan maravillosos que son capaces de trasladarte a la infancia y sacarte a ese niño que todos llevamos dentro. Que lo disfrutéis.


PITUSA

Mis nietos, ya unos, ya otros, quieren cuentos, pero cuentos nuevos; les pasa como a mis hijos cuando pequeños (ya entonces empecé a sacar cuentos de la cabeza). Este que viene ahora por supuesto lo es.

Pues señor, este cuento es de una arañita chica que su familia la llamaba "Pitusa" precisamente por lo chica que era. Vivía en la casa de unos señores que tenían una muchacha que limpiaba muy bien. Todos los días levantaba las alfombras, sacudía las ventanas y puertas, le daba al suelo con la fregona... total que era una muchacha de las pocas que hay hoy. Pitusa la arañita tenía mucho cuidado de que la muchacha no la viera, porque si la veía, con lo limpia que era, Pitusa muerta.

No la vio la muchacha pero sí la señora y entonces se armó una que para que deciros. Pitusa se estaba pasando de un rinconcito, donde ella se encontraba muy agusto, a mirar si aún se estaba mejor detrás de aquel cuadro, que era el retrato del marido de la señora y, en medio del camino, fue donde la vio la dueña de la casa.

Ésta empezó a gritar: María, ven corriendo, mira que araña más asquerosa. Pobre Pitusa, ella que se creía casi una reina y llamarla de aquella manera. María vino corriendo con la escoba, la bayeta del polvo y todo lo que encontró a su mano para matarla. Pero si, si, que se iba ella a dejar pillar, como si fuera tonta. Se bajó corriendo por detrás del butacón, hasta quedar justito en la pata, pero por dentro. Allí ni aunque lo hubiera soñado podía saber María que estaba nuestra araña. Empezó a quitar cuadros, a retirar sillas, pusieron toda la casa por medio, pero después de un gran rato se dieron por vencidas, cuando vieron que no había medio de encontrarla.

Pitusa, mientras tanto, se dio cuenta que allí ya no podía vivir de ahí en adelante. Se fue con mucho cuidado, ahora que se habían quedado tranquilas la señora y María, cansadas de buscarla y se metió en lo que era su casita. Allí cogió su maleta, la puso sobre la cama y empezó a meter toda su ropita;sus zapatos de tacones, su traje de gitana y sus palillos, pero antes de cerrarla, pensó que se quería despedir de su casa alegremente y no llorando. Así que puso un cassette que tenía ella sevillanas, se colocó su traje, sus tacones y sus palillos y se puso a bailar con una gracia... que era pa verla. Y eso fue lo que pasó, que la vieron, y cuando María tenía levantado el escobón para triturarla sobre la pared, la señora que se había quedado tonta al verla bailar, le sujetó el brazo y, menos mal, porque sino ya no existiría Pitusa la gran bailaora.

Ante lo que tenían delante de sus ojos, la señora y la muchacha se tuvieron que sentar, porque no se lo creían, verdaderamente que si nosotros viéramos a una araña bailando sevillanas, vestida de gitana... nos pasaría igual. Entonces la señora pensó con lógica que aquella araña no era corriente y probó, a ver si hablaba, porque después de lo otro cualquier cosa podría ocurrir. Y así fue. Pitusa hablaba, cantaba, bailaba, contaba chistes... ¿Qué os parece? ¿Para qué vio esto la señora de la casa? Como estaba llegando la Navidad, le habían dado a ella el encargo de encontrar una buena artista que le gustara a los chiquitines. Había un sanatorio de niños inválidos que estaban muy tristes en esas fechas y sobre todo había una que tenía los ojitos abiertos, fijos en un solo sitio, en la puerta donde su mamá se marchó llorando, no corría, no reía, no jugaba...

Elena, que así se llamaba la señora donde vivía Pitusa, se acordó de todo esto de pronto al verla bailar y reír de aquella manera y así fue que hizo que le prometiera aquella gitana tan graciosa que haría por aquellos niños y sobre todo por aquel, lo que hiciera falta.

Como Elena tenía muchos amigos, habló con unos, con otros, y todo el que oía lo de Pitusa se mondaba de risa, así que es llegaron hasta de la televisión. Ésta empezó a dar la noticia de que una araña chiquitina, pero de verdad, no de dibujos animados, iba a bailar y cantar en un sanatorio para niños inválidos, pero que como la televisión iba a estar presente, todos desde sus casas, a las seis de la tarde podrían verla. Como comprenderéis, a los niños no los movería del lado de su tele ni un cañón del cuarenta y dos.

Y así, sin darnos cuenta, llegamos al día señalado. Qué graciosa estaba Pitusa, se había puesto pestañas postizas y todo. Le habían hecho un tabladillo para que ella pudiera taconear con sus tacones. Iba de un lado para otro, con sus brazos para arriba y para abajo, pero cuando puso toda su gracia fue cuando vio a Chuchi, aquel niño que estaba tan triste, porque aquella puerta por la que se había ido su mamá seguía cerrada. Chuchi de momento ni miró a Pitusa, pero de pronto ella dio un salto mayor para llamar su atención y como se iba a caer dijo: ozú que barbariá!!. Chuchi la miró de pronto y ja ja ja... ya no podía dejar de reír. Su carita se fue poniendo sonrosada y sus manitas se unían para aplaudir a Pitusa. Que alegría! ya estaba curado. Cuantos niños fueron felices ese día allí en el sanatorio y en sus casa viendo la televisión. Fue el programa que ha tenido mas aceptación y que todos los niños recordarán. ¿Te acuerdas tu? Yo sí...


Gabriela Sanjuán Lorente

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Toda una artista.

Anónimo dijo...

Los cuentos infantiles son sólo una milésima parte de todas las historias estupendas que tiene escritas. La mejor abuela del mundo¡

Anónimo dijo...

Y además, Gabriela, nos metía en su cine de válvula.
Que la tengais mucho tiempo.

¿para que te voy a dar mi nombre si no me conoces ni yo a ti?
A tu padre (o madre) quizás o casi seguro que si. Estuve en la presentación del libro. Por cierto me lo robó mi nieta y no me lo quiere devolver.